lunes, 16 de febrero de 2009

Lateralidad desde la base neurológica


El cerebro, si bien tiene dos lados distintos cada uno colabora interactuando con el otro gracias a un nexo llamado cuerpo calloso. Esta suerte de equipo dan una prodigiosa eficiencia cerebral.

El hemisferio izquierdo tiene entre otras incontables funciones la del lenguaje verbal, pero el derecho tiene el área que se ha identificado con la orientación visual espacial (la que usamos para orientarnos en un lugar, por ejemplo). No obstante, si uno de los hemisferios está dañado, el otro puede asumir algunas de sus funciones, lo que la ciencia lo explica con el término plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro de regenerarse y de adoptar las funciones del área dañada.


Pero entonces, qué es exactamente lo que se conoce como lateralidad dominante, en otras palabras ser zurdo o diestro. Las personas que usan la mano izquierda para escribir o efectuar otras tareas tienen el hemisferio derecho como dominante. Mientras que quienes utilizan la mano derecha, el lado izquierdo del cerebro es el que manda.Esto no significa que solo se utilice un hemisferio del cerebro, sino que las habilidades motrices son predominantes en un lado del cuerpo, no existe causa identificada que explique por qué el 85% de la población mundial es diestra.
Los niños menores de cinco años suelen utilizar ambas manos para cualquier actividad porque su hemisferio dominante aún no está definido. Pero luego de esta edad se espera que muestren su lateralidad. Si bien no se tiene suficiente información sobre la influencia genética en la lateralización, sí se sabe, asegura López, que cuando un miembro de la familia es zurdo, hay más posibilidades que el niño lo sea también. Lo importante, advierte, es aceptar esto como una característica individual y no intentar reprimirla o verla como algo negativo.


Algunos podrán desarrollar habilidades con ambas manos, llamadas ambidiestras. Muchas de ellas resultan así porque siendo zurdas, en la infancia se les quiso obligar a ser diestras. Al contrario, alguien que usa su mano derecha puede en un momento dado aprender a manejar un vehículo a la izquierda, porque las habilidades motrices en gran medida son aprendidas.

Actividad motora en los primeros meses


La actividad motora espontánea, proporciona oportunidades estratégicas para que el niño desarrolle sus impulsos creadores, motores y sensoriales. Es a través de la actividad motora espontánea que se produce el aprendizaje del dominio de su cuerpo.


Los quiebres, reequilibraciones, giros o balanceos, producen fuertes sensaciones corporales, resultando de estas experiencias motrices, estados tónico emocionales capaces de producir aprendizajes sobre el dominio de su propio cuerpo, permitiendo toda gama de experiencias a nivel postura, de los registros activos y pasivos del movimiento. Estos movimientos son clasificados en tres grupos: los balanceos, los movimientos giratorios y las caídas.

Los balanceos son considerados aquellos movimientos de oscilación regular del cuerpo o de una articulación, acción de vaivén con un desplazamiento a un lado y al otro un centro de equilibrio. La experiencia motriz va estar sujeta a la altura del centro de gravedad en relación al punto de apoyo.Los balanceos pueden ser pasivos, cuando la fuerza se ejerce por acción exterior al sujeto o activos, activada por impulsos producidos desde el propio cuerpo del sujeto o por enviones o empujes con diferentes partes del cuerpo del sujeto.


Los movimientos giratorios aparecen en un período posterior que los balanceos y a medida que el niño desarrolla sus habilidades motoras y de equilibrio, los giros evolucionan y se diversifican. Estos progresos se relacionan con el dominio del cuerpo en el espacio, el control del eje corporal como punto de apoyo y equilibración de fuerzas centrífugas del giro y la direccionalidad del movimiento de rotaciones.Las caídas son actividades que manifiestan una brusca desnivelación del cuerpo, bajo la influencia y el efecto de la fuerza de gravedad a partir de una perdida de equilibrio o la pérdida de los puntos de apoyo. También son consideradas caídas los descensos en plano inclinado o toboganes.


Reptar y Gatear: acción fundamental para el desarrollo en la primera infancia.
El desarrollo cerebral e intelectual del niño depende en gran medida, de la cantidad y calidad de los estímulos que reciba. O sea que en gran medida, el desarrollo de su inteligencia estaría vinculado a las actividades o ejercitaciones de las funciones motrices que realice.


El arrastre, debe considerarse el mayor logro en el área de la movilidad independiente. Gracias a esta acción el bebé deja de ser dep
endiente del entorno para alcanzar objetos y buscar nuevos estímulos por sí mismo.

Las oportunidades de reptado y gateo deben ser frecuentes, sostenidas siempre por la mirada, la palabra y las significaciones de la acción motriz, mientras son ejecutadas por bebé. El arrastre ayuda en la coordinación de los hemisferios cerebrales, a través de la percepción y transmisión de los estímulos de las vías motoras.

Avanzar en patrón cruzado (moviendo el brazo derecho a la vez que la pierna izquierda y viceversa) implica, y a la vez ejercita, la coordinación entre los dos hemisferios cerebrales. Cuantas más oportunidades tenga de moverse en el suelo, más posibilidades damos a sus dos hemisferios cerebrales para ejercitarse y desarrollarse plenamente lo cual favorecerá su desarrollo intelectual y la posibilidad de pasar a la fase siguiente: el gateo.

Importancia de la psicomotricidad


La psicomotricidad es una aspecto fundamental en la vida del niño que estudia la interacción entre el conocimiento intelectual, el desarrollo personal y la capacidad de vincularse con el medio que lo rodea. Para poder enriquecer las capacidades de cada peque y así ampliar las posibilidades de cada uno mientras la interacción con otros permite aprendizajes que se transformarán constantemente.


La participación activa de todo el cuerpo de modo coordinado o no (este último alude al área lúdica) en actividades variadas estimula también el aspecto intelectual, es motivar la interacción de emociones, intelectualidad, afectividad, inteligencia ... destacando en el juego el placer de enriquecerse en la libertad de expresión. El principio básico que destaca la psicomotricidad es el de centrarse en vivencias del cuerpo que llevan por diferentes caminos al descubrimiento del propio cuerpo mediante la expresión.


En las diferentes etapas que el niño vive mientras crece, va elaborando el esquema corporal que se originan en el contexto/entorno/medio. En estas instancias donde las relaciones se van organizando con los demás y «la imagen del cuerpo» que el peque tiene de sí mismo. Por eso uno de los objetos fundamentales en la primera etapa de la infancia son los espejos porque comienzan a percibirse para ir adquiriendo las formas (significado no literal) de su personalidad. Las caricias, los abrazos, los besos desde el adulto hacia el peque promueve la organización de estructuras en el área motora, lo que indica que el niño necesita de la afectividad expresa constantemente y el estar en movimiento.


Mientras mayor es la afectividad que el niño/a recibe será mayor la seguridad que encuentre en sí mismo para poder afirmar aspectos de su personalidad que van forjando al peque de manera integral. A mayor autonomía en los movimientos que pueda generar con su cuerpo, será mayor la independencia del pensamiento que vaya adquiriendo; evitando los prejuicios y las imposiciones como métodos de enseñanza (en la escuela, guardería o casa) es que el clima emocional se verá beneficiado con bienestar y así con mayor seguridad en las interacciones que establezca.